Los mercados financieros de los Estados Unidos han sido cargados durante mucho tiempo con un mosaico de reglas paternalistas anticuadas, demasiado complejas. Mientras tanto, el fracaso del gobierno para establecer un régimen regulatorio para los activos digitales, junto con su persecución agresiva de la industria, ha sofocado la innovación. Como era de esperar, el resto del mundo avanzó, dejando a los Estados Unidos atrás.
Ahora, bajo el liderazgo del presidente Trump, estamos al borde de un cambio histórico. Su “mayor campaña de desregulación en la historia” y “Revolución del sentido común” nos ofrece una rara oportunidad de eliminar las fronteras artificiales, retirar filosofías anticuadas y reconsiderar nuestro enfoque para regular los mercados financieros y los ecosistemas de activos digitales. En lugar de crear y estar obligados por regulaciones reactivas diseñadas para crisis y tecnologías pasadas, podemos diseñar marcos flexibles y con visión de futuro que promuevan la innovación.
Mientras imagino estos marcos, recuerdo la sabiduría compartida por el presidente de la Comisión de Valores y Valores, Harvey Pitt (2001-2003), un león de la barra de valores, que propuso una solución simple pero profunda para mejorar los mercados de equidad de los Estados Unidos: desarrollar principios rectores para que nuestros mercados incorporen. El presidente Pitt comparó estos con los diez mandamientos de Dios: principios claros para gobernar la conducta con la industria encargada de cumplirlos.
Con demasiada frecuencia, los reguladores y los participantes del mercado se empantanan en las minucias de las leyes prescriptivas y pierden su intención central. Si bien las normas, las normas y las reglas tienen su lugar, los “Diez Mandamientos” propuestos aquí proporcionan una base sólida para futuros marcos. La clave es comprender primero el propósito de las leyes federales de valores.
En esencia, estas leyes rigen las transacciones que involucran valores, ya sean acciones de una empresa, promesas de préstamos o participaciones de inversión. Cuando la gente le confía su dinero, les debe deberes específicos. Las leyes de valores son principalmente un régimen de divulgación diseñado para garantizar intercambios justos y transparentes que brindan a los inversores la información que necesitan para evaluar los riesgos y recompensas de sus inversiones.
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Estas leyes surgieron después del colapso del mercado de valores de 1929, que fue alimentado por prácticas poco éticas, como información privilegiada y manipulación de acciones, y exacerbada por la asimetría de la información entre compradores y vendedores de valores. La Ley de Valores de 1933 y la Ley de Intercambio de Valores de 1934 se promulgaron para evitar estos abusos y para facilitar a las empresas obtener capital, proteger a los inversores que invierten su capital y garantizar que los mercados sean justos y eficientes, al tiempo que minimiza las cargas en actividades comerciales honestas.
A pesar de las buenas intenciones, estas leyes se han vuelto demasiado complejas, sofocando la competencia y limitando la libertad de los inversores. Para reinventar la regulación del mercado financiero, particularmente a la luz de las tecnologías emergentes y los activos digitales sujetos a las leyes de valores, debemos regresar a los principios que dan forma a estas leyes, principios que promueven la equidad al tiempo que minimizan las cargas en negocios honestos.
Según la visión del presidente Pitt, destilé los valores centrales para los participantes del mercado en los siguientes diez mandamientos para un mercado confiable:
- Declaras información del material. La divulgación completa y justa es el quid de las leyes de valores. Los emisores deben proporcionar información material veraz, completa y no económica a los inversores para que puedan tomar decisiones financieras informadas. Ocultar o tergiversar información crítica que impacta las expectativas de ganancias socava la confianza y la integridad del mercado.
- No te engañarás ni manipularás. El fraude y la manipulación del mercado distorsionan el verdadero valor de los valores, dañando a los inversores y al mercado. Prevenir prácticas engañosas ayuda a garantizar la equidad.
- No comerciarás con información no pública material. Insider Trading brinda una ventaja injusta para aquellos con acceso a información confidencial. Esto garantiza un campo de juego justo para todos los participantes del mercado.
- Decirás la verdad sobre tu salud financiera. Los estados financieros deben ser precisos y transparentes, lo que refleja la verdadera condición financiera de una empresa, para que los inversores puedan evaluar con precisión los riesgos y tomar decisiones financieras informadas.
- Tratarás a todos los inversores por igual. Todos los inversores deben tener el mismo acceso a la información y las oportunidades de los materiales. Esto garantiza la equidad y evita las ventajas internas y las prácticas discriminatorias.
- Revelará los riesgos involucrados. Los inversores deben estar informados de los riesgos asociados con sus inversiones para que puedan tomar decisiones alineadas con sus objetivos financieros y la tolerancia al riesgo.
- Actuarás de acuerdo con sus deberes a los demás. Los participantes del mercado que deben obligaciones de confianza y responsabilidad, como profesionales financieros y directores corporativos, deben actuar en interés de sus clientes y accionistas, no para su propio beneficio personal.
- Te esforzarás por evitar conflictos de intereses, pero si algunos son inevitables, los revelarás. Los participantes del mercado deben evitar o minimizar los conflictos de intereses, pero si inevitable, se deben revelar conflictos. La transparencia permite a los inversores tomar decisiones con una comprensión de posibles sesgos y preserva la confianza.
- Asegurarás mercados justos y transparentes. Los mercados deben operar sobre la base de la verdadera oferta y la demanda, libres de distorsiones artificiales. Esto promueve la confianza y los precios justos.
- Promoverás mercados eficientes y ordenados. Los mercados deben operar sin problemas, con precios transparentes e igualdad de acceso para todos los participantes. Esto fomenta la estabilidad del mercado y la confianza de los inversores.
Al centrarnos en estos principios básicos, podemos crear marcos regulatorios adaptables que sigan el ritmo de los avances tecnológicos y evitar las limitaciones de las leyes obsoletas. Este es el momento de un cambio sísmico en la regulación financiera hacia un enfoque que anticipe los mercados e innovaciones futuras. Podemos construir un sistema financiero a prueba de futuro que beneficie a todos al garantizar la claridad, la equidad y el orden al tiempo que fomentan la innovación.