Si bien POPCAT, BONK y MOODENG capturan la cultura y la comunidad de maneras que hacen sonreír a quienes están dentro, la otra cara es que hace que nuestra industria parezca un poco delulu. Cuando se intenta lograr que los fondos de pensiones y las oficinas familiares se dediquen a las criptomonedas, es difícil argumentar las virtudes de Fartcoin, sin importar cuántas coles de Bruselas haya comido. La moda de las memecoins es divertida, pero no debería eclipsar el poder real de las criptomonedas para brindar servicios financieros mejores, más eficientes y más efectivos al mundo. Es simple: para los 1.400 millones de personas excluidas del sistema financiero tradicional, las criptomonedas son una mejor manera de almacenar valor, acceder a préstamos y generar riqueza, lo que les permite tomar el control de su futuro financiero. Además, a fin de cuentas, las memecoins son una nueva forma increíblemente innovadora de expresión y participación financiera que puede brindar un sentido de comunidad y pertenencia que falta en gran parte del discurso social polarizador en las plataformas centralizadas.