Se ha desarrollado un momento tranquilo pero histórico, que puede cambiar la forma en que los mercados tradicionales valoran los activos digitales como Bitcoin.
Por primera vez, una importante agencia de calificación mundial ha evaluado una empresa cuyo modelo de endeudamiento está directamente vinculado a BTC.
El 27 de octubre, S&P Global Ratings asignado Strategy Inc. (MSTR) una calificación “B-” con perspectiva estable.
Hablando sobre esto, Mathew Sigel, jefe de investigación de activos digitales de VanEck, dicho:
“Ese es territorio de alto rendimiento. Capaz de pagar la deuda por ahora, pero vulnerable a las crisis”.
No obstante, la calificación marca un reconocimiento de la estructura de deuda de la empresa y el papel de Bitcoin como garantía legítima dentro del sistema crediticio global.
Al hacerlo, S&P colocó a Bitcoin en el mismo mapa analítico que la deuda corporativa, los bonos soberanos y los préstamos respaldados por materias primas. Esto transforma lo que alguna vez fue un concepto teórico en una realidad financiera calificada.
¿Riesgo u oportunidad?
Mientras tanto, la metodología de S&P considera a Bitcoin principalmente como una fuente de volatilidad más que de capital.
La firma citó la “gran dependencia de Bitcoin”, la “capitalización escasa” y la “liquidez en dólares frágil” de Strategy como razones para la clasificación de grado especulativo.
Sin embargo, los criptoanalistas no están de acuerdo con esa interpretación, argumentando que el modelo juzga mal la liquidez y la resistencia estructural de Bitcoin.
A diferencia de las reservas corporativas tradicionales, BTC se puede convertir instantáneamente, entre jurisdicciones y sin intermediarios bancarios.
Jeff Park, director de inversiones de ProCap BTC, argumentó que el modelo de S&P subestima la liquidez y la independencia de Bitcoin del sistema bancario.
Según él:
“Tratar a Bitcoin como capital NEGATIVO ignora su increíble liquidez, su independencia del resto del sistema financiero y todas sus propiedades de cobertura”.
Park añadió que los marcos contables y fiscales ya se están poniendo al día con esta realidad. La regla ASC 820 de la Junta de Normas de Contabilidad Financiera ahora permite a las empresas valorar Bitcoin a su valor razonable.
Al mismo tiempo, la orientación CAMT del Tesoro de EE. UU. permite a las empresas excluir ganancias o pérdidas no realizadas de los cálculos del impuesto mínimo.
Señaló:
“El RAC es el último órgano solitario de los tres órganos rectores que quedan ilógicamente huérfanos”.
¿Cómo afecta la calificación a Bitcoin?
Las calificaciones crediticias son los guardianes de las finanzas globales. Determinan cómo asignan el riesgo 130 billones de dólares en capital de renta fija, que abarca fondos de pensiones, aseguradoras y carteras de riqueza soberana.
Por lo tanto, una mejora o rebaja de una sola letra puede redirigir miles de millones en flujos de capital de la noche a la mañana.
Hasta este mes, Bitcoin no tenía cabida en ese ecosistema. La mayoría de los inversores regulados tienen prohibido mantener activos no clasificados, lo que deja la exposición de BTC en gran medida a acciones o ETF.
Sin embargo, la evaluación de S&P de la empresa centrada en Bitcoin de Michael Saylor cambia ese marco.
Esta reclasificación abre un canal estrecho pero significativo para esta clase de inversores.
Los inversores institucionales limitados por mandato ahora pueden obtener exposición indirecta a Bitcoin a través de la deuda calificada de un emisor respaldado por Bitcoin.
Si bien es posible que estos fondos nunca posean BTC directamente, pueden mantener bonos vinculados a él, proporcionando así un punto de entrada que integra Bitcoin en la arquitectura del crédito global.
Por lo tanto, si solo el 1% del mercado mundial de bonos girara hacia instrumentos vinculados a Bitcoin, eso se traduciría en aproximadamente 1,3 billones de dólares en entradas potenciales. En particular, esto es más del doble de la capitalización de mercado de Ethereum y mayor que el PIB de México.
Además, las implicaciones se extienden más allá de los costos de endeudamiento de la Estrategia.
La calificación representa la primera credencial de BTC dentro de la jerarquía crediticia, lo que indica la entrada del activo en el núcleo de las finanzas estructuradas.
Como resultado, se siguen tres efectos sistémicos:
- En primer lugar, Bitcoin sube en la escala de garantías, uniéndose al oro y a los bonos de grado de inversión como garantía aceptable para préstamos y productos estructurados.
- En segundo lugar, se amplía la elegibilidad institucional: los fondos de pensiones y los vehículos de crédito pueden justificar la exposición a instrumentos respaldados por BTC según los mandatos regulatorios existentes.
- En tercer lugar, la integración regulatoria se acelera a medida que las metodologías de calificación informan los marcos de ponderación de riesgo alineados con Basilea, lo que permite cuantificar la exposición a Bitcoin en lugar de descalificarla.
En conjunto, estas dinámicas cambian el comportamiento de Bitcoin. En lugar de operar únicamente basándose en el impulso especulativo, comienza a atraer capital basado en la duración, que es dinero que busca rendimiento y estabiliza los mercados de deuda soberana.
En ese sentido, la designación ‘B-‘ de S&P tiene menos que ver con la solvencia de la estrategia que con el reconocimiento funcional de Bitcoin como garantía. Marca el punto en el que la volatilidad comienza a expresarse a través de diferenciales de rendimiento en lugar de sentimiento.
A medida que aparezcan más emisores calificados, BTC construirá un historial crediticio que las agencias pueden modelar y los inversores pueden valorar.
Con el tiempo, podría surgir la primera “curva de rendimiento de Bitcoin” del mundo, lo que permitiría que el activo se comercialice como oro digital y como un componente cuantificable y calificado del sistema crediticio global.

