Un panel de apelación de Massachusetts el 18 de abril de 2025, llegó a su fin una extraña disputa en la que el cliente Lourenco García buscó responsabilizar a Santander Bank por $ 751,000 que perdió por una estafa criptográfica.
El tribunal dictaminó que ni el acuerdo del cliente del banco ni la ley estatal obligan a Santander a bloquear o marcar las transferencias autorizadas por el cliente, incluso cuando el fraude es rampante.
Santander Bank gana una demanda criptográfica bastante poco convencional
Entre diciembre de 2021 y enero de 2022, García utilizó sus cuentas de corriente y ahorro para realizar dos compras de tarjetas de débito y siete transferencias de alambre al Metropolitan Commercial Bank of New York.
Esos fondos se usaron para comprar criptomonedas en Crypto.com y una supuesta plataforma llamada Coinegg. Más tarde, García supo que Coinegg era una estafa. Entonces, todos sus $ 751,000 habían desaparecido.
Demandó a Santander por incumplimiento de contrato, tergiversación negligente y violación de la ley de protección del consumidor de Massachusetts. El argumento era que el banco debería haber visto y detenido las transacciones de alto riesgo.
Sin embargo, el tribunal de apelaciones rechazó cada reclamo. Notó que el acuerdo del cliente establece que Santander “puede” intervenir cuando sospecha fraude, pero no impone el deber de hacerlo.
Además, los reguladores estatales no han creado una obligación legal para los bancos de vigilar cada transacción.
Mientras tanto, la víctima afirma que el sitio web de Santander promete “contactar a un cliente” sobre actividades sospechosas no pudo crear tareas vinculantes.
Sin embargo, el banco no tendría esta responsabilidad ya que el propio García autorizó todas las transferencias y nunca expresó preocupaciones hasta después de su pérdida.
Si bien la decisión no publicada tiene un peso precedencial limitado, envía un mensaje claro: los bancos no son aseguradoras contra pérdidas de inversión personal.
En un momento en que las estafas criptográficas están aumentando y los gravámenes regulatorios están aumentando, las instituciones dependerán del lenguaje contractual preciso para definir sus responsabilidades.
Por lo tanto, los clientes deben adoptar la debida diligencia y las medidas de protección de fraude al mover sumas de seis figuras a activos digitales de alto riesgo.
En general, parece que el esfuerzo de dos años de García para recuperar sus fondos terminó en desgracia. Presentó la queja original en octubre de 2022.
Tanto con el Tribunal Superior como con el Tribunal de Apelaciones del lado de Santander, esta saga legal concluye como una nota instructiva sobre los límites de la responsabilidad bancaria en las transacciones criptográficas iniciadas por el cliente.